sábado, 14 de febrero de 2009

El Chullachaqui, Hombrecito Misterioso de la Selva Peruana

De Regreso a Casa

Al día siguiente, muy temprano, era un movimiento total, hombres y mujercitas que preparaban y hacían de todo, las mujeres preparaban en sus canastones las provisiones para el viaje de retorno, los hombres alistaban sus filudas armas para el viaje, otros conseguían sogillas y topas para llevar, en fin era un ajetreo tremendo; a la hora de almuerzo el Jefe de los Chullachaquis, anunció que nosotros los gigantes como nos llamaban ya nos íbamos a retirar de su pueblo porque habían nuestros seres queridos que nos estaban esperando, y que ése era nuestro último día en su pueblito, por lo tanto era también fiesta, muchos o casis todos se pusieron tristes, lloraron y nos pedían a gritos que no nos fuéramos, que nos quedáramos con ellos, que por favor seámos parte de su mundo, eran tan dulces los ruegos que más de uno de nosotros casí accedimos, pero yo practicamente que era la líder del grupo, tenía que ser firme y con el dolor de mi corazón tuve que pedirles que por favor nos dejaran ir a ver a nuestras familias y que regresaríamos, creo que esa última palabra de regresar los tranquilizó un poco y aceptaron que nos deberíamos ir de su pueblito.

Las mujercitas, niños, y en fin todos se acercaban hacia nosotros a abrazarnos muy fuertemente con sus diminutas manitos, nos decían cuanto nos querían y que van a estar a la espera de nuestro retorno.

Ahora que ha pasado buen tiempo de este hermoso episodio, me considero que los engañé, les mentí, porque hasta ahora no puedo regresar a tan hermoso lugar, pero si sueño algún día estar nuevamente con todos ellos reunidos.

La fiesta de despedida fue linda pero con un aire inmeso de tristesa, todos queríamos reir pero llorábamos, nos abrazábamos con aquellos seres diminutos y juntos nos poníamos a llorar, sin embargo hicimos muchas promesas pero la más importante de mi parte fué no olvidarlos jamás, y tenerlos siempre en mi corazón, y eso sí lo estoy cumpliendo, y estoy combatiendo contra muchos escritores que han escrito fealdades sobre ellos, yo sigo diciendo y me ratifico que LOS CHULLACHAQUIS SON SERES MÁGICO Y MARAVILLOSOS, son los seres más dulces, sinceros y llenos de virtudes que tienen mucho que enseñarnos, los chullachaquis que aún viven en las profundidades de la enmarañada selva Peruana, permanecen intactos con los valores propios de sus costumbres.

Ya de retorno en busca de nuestra canoa que se había quedado en la orilla del río Piedras, la carabana era inmensa de pequeños hombrecitos el Jefe iba adelante juntamente con uno de mis compañeros que según él tenía mayor experiencia en caminatas del bosque, así empezó nuestra caminata de retorno, para que les cuento la despedida fue entremecedora y en sus ojitos se veía una esperanza de que nosotros volveríamos algún día, creo que aún nos siguen esperando.

El retorno demoró como cinco días, hasta llegar al lugar donde habíamos dejado la canoa, en el camino nos enccontramos con muchos animales selváticos, recuerdo que nos cruzaron como siete hermosos venados, una veintena de conejos, anñujes, picuros y uno o dos manadas de huanganas que por cierto cada manada estaban constituídas de unos doscientos animales de huanganas. También se nos cruzaron tigrillos, lobos de río, ardillas, cantidad de variedad de monos, víboras para que decir, en fin toda la variedad de animales salvajes que uno pueda imaginarse sin contar la gan cantidad de aves de monte que pudimos observar.

Al llegar al supuesto lugar donde habíamos dejado nuestra canoa que era de 14 metros y que estaba prevista de alimentos (víveres), linternas, fósforo, abrigos y un motor peque-peque, ya no estaba, que había pasado? todos nos quedamos quietos y sorprendidos, nuestra canoa ya no estaba. Que había pasado? Quién o quiénes se lo habían llevado? ¿Ahora como vamos a regresar a casa? y mi compañera de viaje se puso a llorar y exclamó: Ahora sí estamos perdidos, jamás regresaremos a casa, y siguió llorando. Otro de nuestros compañeros protestó contra todos nosotros, porque recuerdo que él quería quedarse cuidando la canoa cuando íbamos en busca del punto castañero, pero no lo dejamos y le dijimos que deberíamos ir todos juntos. Nos dijo: si yo me hubiera quedado, ahora que ustedes estan regresando yo los hubiera esperado aquí con la canoa. Otro compañero exclamó: seguro que se lo han robado, los maldtios madereros, o tal vez los mineros. En fin ya no teníamos canoa para emprender nuestro viaje de retorno a Puerto Maldonado, y ahora que haríamos, todos protestaban pero nadie daba una alternativa; entonces para ello, el Jefe Chullachaqui, dijo: hermanos, no se preocupen que en dos días armaremos una balsita para que puedan viajar de retorno, sabemos como hacerlo y aquí mis compañeros son muy expertos, tengan confianza; ahí sentimos que la respiración y la vida regresaba a nosotros.

Cuando la esperanza y la fé se está perdiendo, llega una luz de esperanza, pensé en ese entonces "no todo estaba perdido".

continuará...

Su amiga de siempre. Candela

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