jueves, 12 de febrero de 2009

Martes 13, Fátidico Martes 13

II PARTE

Bueno, como les seguía contando, ese fátidico Martes 13, mi vida, la vida de mis padres de los seres qeu más quiero, de mis hermanos, de mis abuelos paternos y maternos, de mis tios, de mis cuñados y cañadas, de mis sobrinos y sobrinas, en fin había cambiado, todo era tristeza, todo era llanto, cuando pasaron las horas no sé cuantas horas vinieron muchos policias y personas de ternos para ordenar se recoga mi cádaver, porque por cierto Javier había quedado gravemente herido y ya la ambulancia se lo había llevado, pero yó auún quedaba tirado en el suelo con muchas personas que se acercaban y muchos eran conocidos y al ver daban unos gritos aterradores, no podían creerlo lo que sus ojos veían, yo estaba muerto, bien muerto, tirado en la calzada de mi calle de pueblo, llegaron mis padres mi santa Madre con la mirada y el rostro más triste que podría exprearse, que venga un pintor, pensé, que dibuje el rostro de mi madre, que el rostro más triste que se ha podido ver y dibujar, el rostro de una madre que en ése momento también desea morirse, ya no quiere vivir, mi madre al verme grita, intenta llorar pero cae desmayada a mi lado, ella desea la muerte, quiere estar conmigo, por favor Dios mio dame vida solo por mi madre, por esa mujer que quiere ahora morir, pero eso ya no es posible, la retiran de mi lado pero ella sujetada a mi llega a murmurarme: hijito, porqué me haz dejado?, te amo más qeu a mi propia vida.

Mi padre, que por cierto ya es un hombre de avanzada edad con la cabeza más de la mitad pintada en canas, en ése instante trata de mostrar serenidad y templanza, pero se derrumba, toda su cabellera de inmediato se pone blanca, se frunce el rostro y grita: ¡ Dios mio, porque me quitas a mi hijo, llévate a mi y no a él que empieza a vivir!, ¡esto no es justo!, y le caen unas gruesas lágrimas por todo su rostro, yo deseo en ese mismo instante volverme a morir, no soporto ver a mi queridos padres sufriendo tanto por mi, quiero volverme a morir, quiero desaparecer, no puede ser que el hijo que siempre fue un ejemplo les este causando el más grande dolor en toda su vida, ése no soy yo, yo no puedo estar causando tanto dolor a mis padres, yo siempre trajé alegrías y dichas, no lo soporto ver a mis padres destrozados, ver a mis padres derrumbados, y también deseando la muerte. Ese no soy yo, yo no puedo estar muerto, quiero estar vivo.

Bueno, no recuerdo cuantas horas han pasado, cuando derrepente me encuentro en un caja, muy hermoza, toda con ceda y lunas de vidrio, hay muchas luces, muchos movimientos, gente que entra y sale, parece que es la fiesta de algién, la casa es un sincesar de gentes, yo sigo inerte en la caja, porqué me han puesto aquí? protesto, pero nadie me escucha, sigo inerte sin moverme y empieza a mirarme uno a uno, son mis queridos hermanos y hermanas, mis sobrinos, mis tíos, mis abuelos, mis abuelas, mis cuñadas, mis cuñados, mis amigos, mis amigas, mis vecinas, mis vecinos, las autoridades de mi pueblo, mis compañeros de colegio, los padres de mis compañeros, en fin todo el pueblo que se volcado a mi casa, es mi velorio, no lo puedo creer, y la aguilucha de mi enamorada, le decía así porque era tan finita y dulce, que se acerca a mi ataú y me dice: Jesús, te amo, y hoy deseo morirme junto contigo, no puede seguir hablando porque se desmaya y corren muchos a sujetarla, la flaca como la trataba también está sufriendo, y no puede ser que yo sea el culpable de tanto dolor a tanta gente.

Mis abuelos, que por cierto, uno de ellos se levantó de la cama para mi velorio, son viejitos, caminan dos de ellos con bastones, pero en su rostro reflejan un dolor muy grande e indescifrable, ellos también reclaman igual que yo, no es justo, que yo este muerto.

Mis amigos, mis colleras, mis patas del alma uno a uno se acercan a mi ataú y lloran y no pueden creerlo que yo este muerto, pero es cierto, estoy muerto, y causando mucho dolor y pena a muchos seres queridos.

Mis padres han contratado la bande de música del pueblo para mi entierro, y después de dos interminables días, llega el momento final de llevarme a mi tumba que por cierto está en la cripta familiar, parece que soy el primero en extranarlo, fijense lo ue es la vida, hasta después de muerto sigo siendo el primero, pero el primero en extrenar la cripta familiar. Todo esta listo, la banda de música de mi pueblo, las autoridades como son el Señor Alcalde acompañado de su señora Esposa, sus Regidores, sus funcionarios, sus trabajadores de la Comuna, el Presidente Regional también acompañado de su señora esposa su equipo de consejeros y funcionarios así como todo su personal del Gobierno Regional, porque no podía ser de otra forma, mi padre es una persona muy respetada y con mucho poder económico, es decir muchos dependían de él, por lo tanto muchos sectores públicos, en carabanas, con ramos de flores, coronas se aprestaban a desfilar desde mi casa hasta el cementerio local, por cierto, la banda de música iba adelante, seguidamente todo mi colegio debidamente uniformados, sus profesores, alumnos y padres de familia, era un entierro como solo se vé en las películas, un inmenso entierro, ese día declararon "Día de Duelo Local" porque olvida decirles que yo era la estrella de mi pueblo, rerpesente a mi pueblito en etapas nacionales y siempre he dejado en alto a mi querido pueblo.

Camino al cementerio local, mis padres, mis hermanos y todos mis demás parientes debidamente uniformados de pies a cabezas de negro, caminaban con los rostros tristes, aún se negaban a creerlo, mi madre que caminaba junto a mi padre que por cierto la habían dopado para que resista el entierro, era como una sonámbula, caminaba, caminaba con el rostro en el suelo.

El día de mi entierro, recién comprendí cuanto poder tiene el dinero, porque si yo hubiera sido un joven de padres pobres, jamás hubiera tenido ese tipo de entierros, las cuadras de personas que caminaban para llevarme al cementerio eran interminables, dos, tres, cuatro, cinco cuadras de niños, jóvenes y adultos que me acompañaban a mi última morada. Motos, carros, motokares, camionetas, bicicletas, autos, carretas en fin todo era una inmensa carabana, cantidad de coronas, cantidades inmensas de velas y cirios, peroyo, me resistía a creerlo que estaba muerto, seuía gritando desde mi ataú, ¿qué les pasa? ¿dónde me llevan? no quiero ir al cementerio, sáquenme de aquí, yo quiero estar vivo, pero nada, ni nadie me escuchaba.

Llegamos al cementerio, pero yo no dejaba de gritar, que no quiero estar muerto y cuando derrepente empieza mi ataú a entrar a mi tumba, me doy cuenta y me acuerdo, que a muchso de los que estaban junto a mi en el cementerio no les había dicho que los quería, y fué en ése instante, el último instante que quería gritar y grité: ¡LOS QUIERO A TODO EL MUNDO! ¡PERDÓN POR CAUSARLES TANTO DOLOR!, asimsimo, me dí cuenta que ya era demasiado tarde, ya nadie me escucharía, ya nadie se entararía que realmente los quise a cada uno de ellos.

Quiero terminar el presente capítulo, diciéndoles amigos y amigas, ustedes que están vivos no esperen el últimno momento para decir cuanto lo quieren a otra persona, sean expresivos, quieran mucho, sean sinceros, y sobre todo no causen dolor como yo.

Muchas gracias, en otra ocasión, les contaré otros pasajes de mi vida.
Desde mi tumba, me despido Jesús.
Su amiga de siempre. Candela



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