jueves, 12 de febrero de 2009

Martes 13, Fátidico martes 13

I PARTE
Esta historia la escribo desde mi tumba, soy Jesús y apenas la semana pasada cumplí mis dieciseis añitos, que dicho sea por cierto me hicieron una gran fiesta mis padres, sobre todo festejando que había egresado de mi quinto de secundaria con excelentes notas, es decir salí becado en primer lugar con el puntaje más alto obtenido en la historia de mi colegio.

Como les contaba acababa de cumplir mis hermosos dieciseis años, y soyel último de siete hermanos; que por cierto mis seis hermanos mayores apenas dos de ellos acabaron la secundaria a trancasos y mis otros cuatro hermanos se hicieron de familia muy jóvenes y abandonadron el colegio. Tal vez, por ser el último, el más olvidado, el más engreído, mis padres, mis abuelos paternos y maternos me dieron todo, es decir todo lo que uno puede imaginarse tener a cierta edad, tengo mis hermosos patines, mi linda bicicleta montañera último modelo, me computadora color negro Pentium IV, mi USB, mi MP4, buenas zapatillas y los mejores polos y pantalones de marca, para que hablar de los zapatos y demás ropa, tengo lo mejor que cualquier jovencito de mi edad con dinero pudiera tener; ellos me criaron con todas las comodidades básicas, suficientes y demás puedo decir, pero yo considero que fuí uno de sus mejores hijos, tengo que estudiar informática porque me fascina la computadora, tengo que ser un mostrou de la computación, tengo qeu crear muchas cosas nuevas que faltan aún inventarlas, tengo un buen futuro, con unos padres con una solvencia económica buena, mis seis hermanos (entre varones y mujeres) no les interesa el estudio, cada uno de ellos están preocupados en comprarse sus autos, en mejorar sus casonas, en irse de viaje al extranjero, en soñar que cada vez son más ricos economicamente.

Yo, que hoy me encuentro fustrado, inmovil, inerte bajo esta tumba pesada, hago un repaso de mi vida. Recuerdo cuando niño mi padre llegaba de su fábrica venía sujetando una pequeña bolsa, y corri hacia él y le pregunté que llevaba, el me respondió: aquí está el futuro de mi único hijo que merece llamarse así y ese eres tú Jesús, ten este presente y sueña que algún día serás el mejor ingeniero de sistemas del mundo. Y, así fué, cogí la bolsa y en ella había una pequeña computadora de juguete, el más curioso juguete pero más fino y delicado que he tenido en toda mi vida, aún la conservo está en mi pequeño velador, nadie la puede tocar, ni siquiera la señora de limpieza, es un juguete muy significativo para toda la familia.

Bueno, otro dia contaré mi vida feliz que tuve en la tierra, pero me considero que he sido muy feliz y hecho muy felices a todos mis parientes, era el hijo modelo, el más estudioso, el más educado, el más correcto, el niño el joven que brillaba por todas partes, campeón en todas las competencias de conocimientos, campeon en Ajedrez, brigadier general de colegio, Alcalde de mi colegio, alumno brillante y excelente, en fin amé a los estudios como amé a mis padres; pero no sé qué me paso ese martes 13, maldito martes 13¡, mil veces maldito martes 13, porque por primera vez había asistido a una reunión de jóvenes de mi edad en una discoteca de mi pueblo, Javier mi pata del alma me llevo, me divertí muchísimo por primera y última vez, pero no sé qué pasó? porque cuando me dí cuenta habíamos fumado un cigarrillo con Javier, me sentía volar, me sentía todo poderoso, me sentía el rey del mundo, y salimos muy seguros, muy contentos, muy alegres y nos montamos en su motocicleta marca Honda, Javier iba al volante, se protergió con el casco de conductor, y como en mi pueblo no se exige que el pasajero también lleve caso, yo iba sin casco.

No sé a que velocidad íbamos, pero si recuerdo que apenas sentía el aire en mi rostro, cuando derrepende se nos cruzó un camión bien grande, grande, grande, y nosotros volamos por los aires, Javier cayó como a cinco metros y yo a unos seis metros, pero es increible lo que me esta pasando estoy lleno de sangre, estoy con la cabeza partida, estoy inmóvil en el suelo, mucha gente corre a querer ayudarnos pero un señor corre a tomarme el pulso y dice: éste jovencito está muerto.

No puedo creerlo, me niego a creerlo, no es justo, no me lo merezco, donde está Dios?, porqué yo tengo que morir?, si apenas empiezo a vivir?, si soy el único de sus hijos de mis padres que me gusta estudiar? porqué la vida y la muerte son así?. Por favor no quiero estar muerto, es horrible, no poder moverse, es triste quedarse inmovil, ayúdenme por favor, quiero estar vivo...., aún muerto sigo gritando: QUIERO VIVIR, NO QUIERO ESTAR MUERTO, NO ES JUSTO, QUIERO VIVIR....

Continuará...

Su amiga de siempre, Candela

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