domingo, 15 de febrero de 2009

El Chullachaqui, Hombrecito Misterioso de la Selva Peruana

LA DESPEDIDA

Llego el momento de la Despedida, todo estaba listo, nuestra hermosa balsa constrída a base de topa amarradas con soga de Tarzán, y sus seis hermosos remos tallados con una perfección única, en nuestra balsa habían acomodado provisiones para nuestro viaje de retorno a Puerto Maldonado, nos habían preparado plátano asado, yuca asada, picuro asado, pescado en paichipango, y los verdaderos juanes en hoja de vijao a base de pavas de monte, en fin teníamos comida como para los días necesarios de retorno a nuestro querido Puerto.

Dos veces en la vida recuerdo que me dolió el corazón, cuando lo operaban a mi hijito de doce años en una operación muy complicada, y al despedirme de mis amiguitos Los Chullachaquis, este cuento, romperá las barreras de todo lo feo y malo que se ha dicho de los Chullachaquis mal llamados, yo que he convivido con ellos después de casi un mes, puedo decir y afirmar que los Chullachaquis, no son esos seres malvados, fantasmas, envidiosos, asesinos y que se comen a las gentes, que los roban a los seres humanos y nos los devuelven, que se comen sus almas de las personas, que son agresivos, soy hija de Madre de Dios, hija de la Selva Peruana, y sé que muchos escritores y poetas incluso algunos de mis paisamos han descrito a los Chullachaquis como los seres más despreciables de la tierra, todo eso es mentira, si quieren conocer más detalles de los Chullachaquis, escríbanme y se los diré, lo cierto es que los Chullachaquis son seres pequeños, con una patita de venado y otra de humano, con una carita como las de los muñequitos chuqui o los extraterrestres pero con una alma y un corazón muy grande y dulce, son seres muy amables, buenos, justos, colaboradores, sensibles, etc...., éstos pequeños seres tienen muchas virtudes que a muchos de nosotros los seres humanos nos falta.

Conocer al Mundo de los Chullachaquis, ha hecho un gran cambio positivo en mi, yo he cambiado pero para bien, me he despercudido de muchos defectos que tenía, porque sinceramente de ellos he aprendido mucho y en su mundo tan pequeño nos han dado grandes lecciones.

Tenía que llegar el momento de la despedida, y aunque fue doloroso y triste, tuvimos que enfrentarnos a la despedida, como les repito la aoperación de mi hijo mayor y la despedida de mis amiguitos Chullachaquis fueron los dos más grandes dolores que he sentido hasta el momento.

Nos aberazamos uno a uno, bañados en lágrimas, empapatos en sudor, parecía que empezaba una gran tormenta pero en cada uno de nosotros, tuvimos que llenarnos de valor y subir a nuestra hermosa balsa y cada uno cogimos nuestro hermoso remo, que hasta el día de hoy lo conservo en mi casa, es una reliquia, porque es lo único material que conservo de ellos. Así se dió la despedida entre abrazos y sollozos, todos llorábamos y llorábamos, como si nunca más nos volveríamos a ver, pero les confieso algo, yo si abrigo la esperanza de algún regresar donde mis amiguitos Los Chullachaquis.

Pregunto: ¿algién desea conocer el mundo mágico de los Chullachaquis?, derrepente podemos armar una expedición e irnos a visitarlos, sería grandioso, los estaré esperando.

Así emprendimos nuestro viaje de retorno, río abajo, por todo el río Piedra, luego el colorado y al final el río Madre de Dios, fueron recuerdo diez días de remada sin parar y al fin llegamos a nuestro querido Puerto Maldonado.

Han pasado ya más de veinte años de este lindo episodio y aún los recuerdo muy claramente a la ciudad de los Chullachaquis.

¿Qué pasó al llegar a Puerto Maldonado?, ¿ Quieren saber cómo nos recibieron?

continuará....

Su amiga de siempre. Candela.


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