viernes, 13 de febrero de 2009

El Chullachaqui, Hombrecito Misterioso de la Selva Peruana

INTRODUCCIÓN DEL CHULLACHAQUI

"El Chullachaqui", "Hombre Misterioso de la Selva Peruana", El Chullachaqui, es un diminuto ser humano, con una cara que podríamos decir como de la película Chuqi, una carita como de los marcianos que son escenificados en muchas películas, pero solo las personas que hemos tenido el placer inmenso de verlo y convivir con este ser extrahumano, podemos guardar su imagen en nuestra memoria y la capacidad de describir el fenotipo de este misterioso hombrecito denominado Chullachaqui.

Mucho se ha escrito y dicho de este diminuto hombrecito de la selva, pero lo descrito por muchos aficionados no se ajusta a la realidad, algunos lo describen como un ser uraño, egoista, malvado y agresivo, otros autores lo han descrito como un ser malvado que busca hacer daño y siempre esta sacando ventaja de su presa; otros autores lo han descrito al Chullachaqui como un fantasmita que asusta a niños y viejos, un hombrecito que hay que tenerle mucho miedo, asimismo algunos escritores lo han descrito como un ser que se come a la gente y se comen su alma, es decir de lo más malo y feo que puede existir en el planeta tierra.

Lo cierto es que el Chullachaqui, no es un hombrecito malo , El Chullachaqui ,Hombrecito Misterioso de la Selva Peruana, es un ser diminuto, tiene su carita como la de un muñeco Chuqui, o como de los seres de marte que escenifican en las películas, sus manitos bien finitas y pequeñas, su cuerpo es como la de un enanito, pero lo particular en sus pies es que uno de ellos es normal y el otro lado la tiene como la pata de un venadito, es decir un animalito de la selva, tiene una velocidad unica, trepa y corre por el monte más que cualquier animal salvaje, se alimenta de todo los huayos y productos que da la selva, es el ser más dulce, amable, agradable, amiguero, cariñoso y se puede decir el ser más educado y respetuoso.

Cierta vez, cuando caminábamos por la selva enmarañada, o casi selva virgen, íbamos en busca de unos puntos de referencia para marcar en un centro castañero, a trece días rio arriba de la ciudad de Puerto Maldonado, en motor peque-peque, la brùjula del señor tècnico forestal se habìa caìdo al agua y se habìa malogrado, por lo que nos perdimos en la selva, caminamos por el bosque sin rumbo ni destino y ya muy desesperado despuès de siete dìas cuando ya no tenìamos fuerzas para seguir adelante, e incluso algunos de nosotros habíamos perdido la esperanza de salir con vida, estábamos accidentados, desnutridos, enfermos, cansados y muy hambrientos, en realidad parecía que la vida terminaba para nosotros, la carabana estaba conformada por dos mujeres y cuatro varones, normalmente estos trabajos lo hacen puro varones, pero como era mi persona la gestora para el proyecto Castañero, entonces tenía que ser yo la que estaba en el grupo y una señora muy valiente que decidió acompañarme.

Recuerdo que la canoa con nuestras provisiones se quedó en la orilla del río Piedras, de ahí partimos rumbo al punto de referencia, pero no pudimos regresar, practiamente a los veintiun días de haber partido de Puerto Maldonado, dos de nuestros acompañantes se encontraban accidentados y otro enfermo, entonces nos llenó casi a todos la desesperación; pero recuerdo aquella tarde cuando se escondía el sol en el ocaso, algien me llamaba con una manitos bien finitas, al principio pensé que eran ilusiones o fantasías las que estaba viendo, y conforme me fi acercando me encontré con éste ser maravilloso y mágico en plena selva Peruana "El chullachaqui", me dijo: princesa acercate, no tengas miedo, soy el Chullachaqui y no les haré daño, creéme por miles de años vivo en ésta selva pero todo el mundo me tiene miedo. Su voz era gruesa, como la de una persona mayor, firme y segura y rostro reflejaba una tristeza indescriptible. Fué así que me acerque al pequeño hombrecito, y nos pusimos a conversar, no sé cuanto tiempo paso, pero lo cierto es que cuando nos dimos cuenta estábamos riéndonos de chistes que nos contábamos, estábamos conversando como viejos amigos, él sabía mucho de mí y yo al él lo conocía de toda una vida, reimos tanto que terminamos abrazados.

Cuando me acordé mis demás compañeros, estaban escondidos en los matorrales, muy asustados, como era posible que yo estuviera conversando con un extraño en la selva, sobre todo con el Chullachaqui, no lo podían creer, estaban aterrorizados, no salían de su asombro.

En la siguiente vez, terminaré de contarles el desenlace del encuentro con el Chullachaqui, El Hombrecito Misterioso de la Selva Peruana.
continuará...

Otra vez más muchísimas gracias por detenerse.

Su amiga de siempre. Candela.

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